La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que se caracteriza por la presencia de convulsiones recurrentes no provocadas. Estas convulsiones son episodios de actividad eléctrica anormal en el cerebro que pueden variar en su intensidad y manifestaciones, desde episodios breves de ausencia hasta convulsiones tónico-clónicas más severas.
Cuando las células nerviosas del cerebro se sobreexcitan, y se descargan electricidad al mismo tiempo, de forma incontrolada se puede desencadenar una crisis epiléptica.
Alrededor del 5% de las personas tienen una crisis epiléptica alguna vez en su vida, la mayor parte de las veces como consecuencia de una enfermedad aguda (inflamación, bajo contenido de azúcar, alcohol, derrame cerebral, entre otros). Son crisis aleatorias o reacciones epilépticas agudas, pero no son epilepsia. En estos casos, al tratar la causa de la crisis, no es necesario mantener la medicación, y 4 de cada 5 pacientes no vuelven a sufrir una nueva crisis.
Se considera epilepsia cuando hay dos o más crisis espontáneas recurrentes sin la presencia de una enfermedad subyacente aguda. En este caso, sí tiene sentido establecer una terapia antiepiléptica en función de si se puede establecer el origen de la epilepsia.
Existen más de 30 tipos de crisis epilépticas y su aparición está ligada a la actividad eléctrica excesiva de un grupo de neuronas. La forma de manifestarse una crisis depende de la parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia.
Aunque hay muchas crisis identificadas, a grandes rasgos todas ellas se podrían agrupar en 2 grandes grupos:
Son más frecuentes en niños y pierden el conocimiento mientras parecen tener la mirada fija en un punto.
Se caracterizan por provocar una sacudida brusca y muy rápida de las extremidades. Dura escasos segundos.
Tras una pérdida repentina de la consciencia, los músculos de todo el cuerpo se contraen y sufren una hiperextensión brusca.
En este caso, los músculos de todo el cuerpo pierden su consistencia, se relajan y la persona cae al suelo.
La persona cae al suelo y el cuerpo se pone rígido (fase tónica) y se producen sacudidas rítmicas de brazos y piernas. Estas crisis también pueden provocar mordedura de lengua, labios morados, salida de espuma por la boca y relajación de esfínteres.
se produce una alteración del movimiento, la memoria y las sensaciones, además de los sentidos de la vista y el oído.
En este caso, el paciente pierde el conocimiento y se queda en aparente estado de trance. Puede darse una repetición compulsiva de ciertos movimientos.
comienza como una crisis parcial simple y termina extendiéndose al resto del cerebro convirtiéndose en una crisis generalizada.
La epilepsia puede ser causada por diversas condiciones que afectan al cerebro. Entre las causas más comunes se incluyen:
Algunas formas de epilepsia están relacionadas con mutaciones genéticas que afectan el funcionamiento normal de las neuronas.
Traumatismos craneales, infecciones cerebrales como la meningitis, o condiciones como los tumores cerebrales pueden provocar epilepsia.
Condiciones como la parálisis cerebral o el autismo pueden estar asociadas con un mayor riesgo de epilepsia.
Los accidentes cerebrovasculares pueden dañar el tejido cerebral y causar epilepsia.
Enfermedades como el Alzheimer pueden estar relacionadas con la aparición de convulsiones.
Los síntomas de la epilepsia varían dependiendo del tipo de convulsión y del área del cerebro afectada. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Pérdida de la conciencia, rigidez muscular seguida de sacudidas violentas de brazos y piernas, mordedura de lengua y pérdida del control de la vejiga.
Breves periodos de desconexión con el entorno, mirada fija, parpadeo rápido o movimientos repetitivos.
Movimientos involuntarios de una parte del cuerpo, sensaciones extrañas, o alteraciones en la conciencia y percepción.
El diagnóstico de la epilepsia generalmente implica una combinación de evaluaciones clínicas, pruebas de imagen y estudios electroencefalográficos (EEG):
El tratamiento de la epilepsia se centra en controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones de tratamiento incluyen:
Vivir con epilepsia puede ser un desafío, pero con el manejo adecuado, muchas personas con epilepsia pueden llevar una vida plena y activa. Es importante seguir el tratamiento prescrito, evitar factores desencadenantes conocidos y educar a las personas cercanas sobre cómo actuar en caso de una convulsión.
Actualmente no existe una cura para la epilepsia, pero las convulsiones pueden ser controladas eficazmente en la mayoría de los casos con tratamiento.
Mantén la calma, despeja el área de objetos peligrosos, coloca a la persona de lado, y no intentes detener los movimientos. Si la convulsión dura más de 5 minutos, busca ayuda médica de inmediato.
a capacidad para conducir depende de si las convulsiones están controladas. Las leyes varían según el país, y se suele requerir un periodo libre de convulsiones antes de obtener o mantener una licencia de conducir.